Por: Camila I. Cobo 13 de mayo de 2025

La historia de las actividades de la Marina de los Estados Unidos en Vieques entre 1941 y 2003 causó una devastación ambiental significativa y generó una grave crisis sanitaria en la isla. Los 60 años de bombardeos y ejercicios de la Marina implicaron el lanzamiento de misiles, toneladas de bombas y el uso de diversas armas convencionales y químicas, como napalm, el Agente Naranja, el fósforo blanco y el uranio empobrecido. Varios estudios concluyen que el uso que la Marina le dio a Vieques como conejillo de indias para ensayar la utilización de estos químicos han provocado una gran contaminación ambiental terrestre y marítima. 

La devastación ambiental está vinculada a las persistentes crisis de salud de los residentes de la isla, incluyendo una mayor tasa de cáncer (un 27 % superior a la de Puerto Rico continental en el año 2000), un aumento de la mortalidad infantil, una mayor incidencia de hipertensión, menores tasas de natalidad y otros problemas de salud, según la tesis titulada "We’re Out Here Talking About Life and Death": Reparations for Human Rights Violations in Vieques, Puerto Rico” escrita por el estudiante graduado de la Universidad de Columbia Ryan Morgan.

Existe evidencia empírica que demuestra la relación causal entre la presencia militar en la isla de Vieques y los efectos detrimentales en la salud de los habitantes del municipio.

Un estudio del Centro Comprensivo del Cáncer titulado Registro Central de Cáncer incidencia y mortalidad de cáncer en Vieques reveló las altas tasas de incidencias de enfermedades como el cáncer y enfermedades que atacan directamente el sistema respiratorio y cardiovascular en los viequenses. 

El paper titulado The Ongoing After Effects of the U.S. Navy Occupation in Vieques, Puerto Rico de 2018, escrito por Patricia Colón Rafols, también expone y analiza los efectos de los altos niveles de metales tanto en el agua como en los animales y las plantas. Específicamente, hace referencia a un estudio de Massol-Deyá, A., y Díaz, E. (2003) que abordó sobre la presencia de altas concentraciones de plomo en S. filiforme (pasto de manatí) en una playa en Vieques. Los investigadores hipotetizan que esta contaminación se puede pasar a lo largo de la cadena alimentaria marina, debido a que peces, crustáceos y manatíes consumen directa o indirectamente esta planta marina. Este hallazgo se presenta como un posible vínculo con los problemas de salud relacionados con el cáncer que se manifiestan comúnmente en la isla.

Las enfermedades que se mencionan puntualmente en las fuentes como efectos directos de la contaminación ambiental provocada por la Marina son:

●      Cáncer - como resultado de desechos tóxicos que la Marina no eliminó responsablemente. Un estudio realizado en 2003 por el Departamento de Salud de Puerto Rico concluyó que los viequenses tenían un 27 % más de probabilidades de padecer cáncer que la población general de Puerto Rico. Muchos residentes locales y especialistas creen que existe una relación entre el consumo de pescado contaminado y los efectos en la salud, posiblemente vinculados a los problemas de salud relacionados con el cáncer que se presentan en la isla. 

●      El asma y otros problemas respiratorios - son frecuentes entre los isleños, y algunos residentes afirman que las estrategias de limpieza, como la quema a campo abierto, agravan estas afecciones.

●      Hipertensión

Estos problemas de salud se describen como directamente relacionados con la degradación ambiental causada por la ocupación y las prácticas de la Marina. La presencia de desechos tóxicos y metales como el plomo y el níquel en el ecosistema son han sido detrimentales para los ecosistemas de la isla nena y, consecuentemente, la salud de los viequenses. Las fuentes también destacan la falta de tratamiento adecuado y de apoyo médico y especialistas en la isla para tratar integralmente la salud de los habitantes, quienes no cuentan con un hospital, ni una sala de maternidad, por mencionar dos deficiencias primordiales. 

Por: Angélica M. González Silva 13 de mayo de 2025

Debido a las tasas extraordinariamente elevadas de cáncer principalmente en personas adultas, pero también entre jóvenes, en especial casos de cáncer de seno y de próstata, una de las mayores preocupaciones de la población viequense es evitar situaciones de emergencia médica que, por falta de infraestructura y transportación efectiva, pongan en riesgo la vida del paciente.

En Vieques, el sistema de transportación sanitaria es deficiente incluso en situaciones de emergencia, donde no existe un protocolo que garantice el traslado inmediato y seguro hacia hospitales especializados. En el caso particular de pacientes de cáncer, Bonilla (2025) explica que primero se evalúa la emergencia en el CDT, y luego se decide si el paciente será trasladado al Hospital Oncológico o al Centro Médico, dependiendo de la gravedad del caso. Sin embargo, el avión disponible no está debidamente equipado para estabilizar pacientes en estado crítico. Según la entrevistada:

“El tipo de avión que se usa no es un avión preparado para atender emergencias de salud, sino uno que se habilita con una camilla. Aun así, en ese avión no se puede estabilizar al paciente hasta llegar a la isla grande”. 

Una vez el paciente aterriza en la isla grande, el tiempo en que recibirá atención médica dependerá de la disponibilidad de los hospitales receptores, lo cual añade otra capa de incertidumbre y riesgo, incluso tras haber sido evacuado. Esta situación contraviene directamente lo establecido en el Artículo 8 de la Carta de Derechos y Responsabilidades del Paciente (Ley 194-2000), que garantiza lo siguiente:

“Tener acceso libre, directo e irrestricto a servicios y facilidades de emergencia cuando y donde surja la necesidad de tales servicios y facilidades, independientemente de la condición socioeconómica y capacidad de pago de dicho usuario o consumidor”.

Más allá del colapso en el acceso médico inmediato, existe una preocupación persistente por el impacto ambiental de la ocupación militar y su vínculo con las condiciones de salud en Vieques. Existen iniciativas académicas y científicas que han buscado estudiar esta relación, como el Proyecto VASAC de la Universidad de Boston, el cual ha trabajado con tecnologías de monitoreo ambiental y entrevistas comunitarias para evaluar la presencia de metales pesados en el aire, el agua, el suelo y sus efectos en la salud. Sin embargo, Bonilla afirma que muchas de estas investigaciones no han prosperado debido a trabas legales y técnicas impuestas por agencias reguladoras. En particular, señala que la Agencia de Protección Ambiental (EPA) no ha aprobado informes previos por no cumplir con ciertos estándares metodológicos, lo cual ha impedido que el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) emita expresiones oficiales sobre la relación entre la contaminación militar y la salud pública en Vieques. Como expresó en la entrevista:

“Han sido más de 20 años de estudios sin ninguna alerta del CDC que consolide que existe un contaminante directo a la salud de los viequenses” (H. Bonilla, 2025).

Esta omisión institucional refuerza la sensación de abandono que expresa la comunidad, al no contar con datos oficiales que respalden los daños que ellos han experimentado durante décadas.

Desde el marco colonial y la reestructuración de los servicios 

Bonilla comenta sobre las realidades que enfrenta Vieques bajo el estatus político actual y cómo este afecta directamente la accesibilidad al derecho a la salud. Según ella, Vieques representa “la colonia de la colonia”, una expresión que utiliza para denunciar el abandono sistemático y la marginalización histórica del territorio. Explica que, bajo esta visión colonial, se percibe a Vieques como un pedazo de tierra sin importancia, donde no importa quién viva allí. Al respecto, enfatiza que la percepción institucional parece ser: “yo soy dueño de eso, pues hago lo que me da la gana” (H. Bonilla, 2025).

Bonilla señala que esta lógica colonial ha sustentado la idea de que los viequenses no son aptos para manejar sus propias tierras, cuando, en realidad, antes de la ocupación militar, la isla contaba con una economía estable, capacidad de producción de alimentos y una agricultura próspera. Desde su perspectiva, la situación actual de Puerto Rico, y particularmente la de Vieques, surge de una dependencia estructural hacia los Estados Unidos. 

Bonilla también propone una serie de cambios urgentes que deben implementarse en Vieques para garantizar, o al menos comenzar a reivindicar, el derecho a la salud. En primer lugar, argumenta que los proveedores de atención médica, ya sea en contextos de emergencia o consulta regular, deben tratar a cada paciente viequense como un caso crítico. Esto, según ella, se justifica por la combinación de factores que afectan a la población: limitaciones geográficas, desventajas de movilidad, exposición prolongada a metales pesados, y vulnerabilidad a condiciones de salud mental. Bajo estas circunstancias, propone una visión integral de la salud, en la que se evalúe al paciente en todos sus aspectos físico, mental y social, y se realicen todos los estudios pertinentes para prevenir o detectar enfermedades no identificadas.

Asimismo, señala que la realidad económica y social de la mayoría de los viequenses no les permite movilizarse fácilmente hacia la isla grande para obtener una segunda cita o completar evaluaciones médicas. Por ello, insiste en que los proveedores de salud deben asegurarse de que los pacientes no sean dados de alta sin haber recibido atención médica completa, incluyendo referidos a especialistas y evaluaciones exhaustivas.

En segundo lugar, Bonilla hace un llamado urgente a transformar la infraestructura física y operativa que garantiza los servicios de salud en Vieques. Menciona que actualmente solo existe una farmacia en la isla, y esta opera con tan solo dos farmacéuticos que trabajan en rotación cuatro días a la semana. Esta limitación genera largas filas y espera prolongada, afectando el acceso digno a tratamientos médicos básicos. Además, critica que el proceso de diagnóstico, tratamiento y recuperación en los hospitales de la isla grande viola el principio de igualdad ante la ley, ya que no garantiza a los ciudadanos viequenses el mismo acceso y trato en servicios de salud que al resto de la población puertorriqueña.

“Eso es el servicio que tenemos, sin mucha esperanza”

Bonilla relata la complejidad que enfrentan los residentes de Vieques ante la ausencia de un hospital funcional capaz de responder a las necesidades de los pacientes. En cuanto al nuevo Centro de Diagnóstico y Tratamiento (CDT), anunciado como parte de un proceso de reestructuración de los servicios públicos de salud, Bonilla explica que, si bien el edificio es tres veces más grande que el anterior, no se ha compartido información concreta sobre qué servicios serán diferentes o qué profesionales lo integrarán. Ella afirma:

“No vemos tampoco un plan, no se ha compartido un plan de qué profesionales van a traer o qué especialistas van a traer a ese CDT. Sabemos que Veteranos va a tener un espacio, como las clínicas que ellos mantienen, que son unas clínicas, ¿verdad?, ambulatorias, pero concretamente la información es muy ambigua... No están siendo transparentes, no vemos tampoco que haya un presupuesto detallado y un presupuesto año tras año de cómo ellos van a mantener ese hospital” (H. Bonilla, 2025).

Esta falta de claridad y planificación ha generado gran preocupación en la comunidad y entre las organizaciones locales, pues sugiere que el nuevo CDT podría terminar siendo una infraestructura vacía, sin el personal médico ni los servicios necesarios para atender a la población de forma adecuada.

Bonilla también denuncia el patrón sostenido de abandono y negligencia gubernamental, en particular por parte del Departamento de Salud de Puerto Rico, señalando que la situación de salud en Vieques continúa deteriorándose, mientras la población se cansa de tener que movilizarse constantemente a la isla grande para recibir atención. Este desgaste emocional, sumado a la ausencia de servicios locales adecuados, limita significativamente las posibilidades de mejora en la salud pública y el bienestar colectivo en la isla municipio.

Durante más de 60 años, la Marina de Estados Unidos utilizó a la isla municipio de Vieques como campo de entrenamiento militar, lo que resultó en una contaminación ambiental severa (metales pesados, residuos de explosivos, uranio empobrecido, etc.) Esto afectó directamente el suelo, el agua, el aire y la cadena alimentaria incidiendo en violaciones al derecho a una alimentación de calidad que ha repercutido negativamente en violaciones al derecho de un acceso adecuado a la salud. Desde el uso militar de la isla, esta se ha enfrentado a niveles elevados de enfermedades crónicas como cáncer, diabetes, hipertensión y enfermedades respiratorias. 

1.     Contaminación de suelos y pesca

Debido a la contaminación del suelo marino, muchas especies marinas presentan altos niveles de toxicidad. El pescado, una fuente importante en la alimentación y trabajo local, se ha vuelto riesgoso para el su pesca y consumo. Esto afecta directamente la seguridad alimentaria de los viequenses y limita su acceso a alimentos frescos y de calidad que han tenido que sustituirse por alimentos procesados. 

·      Consecuencia en salud: El reemplazo de pescado fresco por alimentos procesados ha contribuido al aumento de enfermedades metabólicas (diabetes tipo 2, obesidad, hipertensión).

·      Violación de derechos: La comunidad ha denunciado la falta de advertencias claras sobre los riesgos de consumir productos locales contaminados y la ausencia de alternativas alimenticias saludables accesibles.

2.     Falta de infraestructura agrícola propia

La dependencia casi total de alimentos importados desde la isla grande (Puerto Rico) y las leyes de cabotaje que obligan a los barcos con mercancía importada a pasar por puertos estadounidenses, ha generado una situación de inseguridad alimentaria, agravada por la precariedad en el transporte marítimo y aéreo.

·       Consecuencia en salud: Esto afecta la dieta diaria y la disponibilidad de alimentos frescos, contribuyendo a la malnutrición y a dietas poco balanceadas.

·       Violación de derechos: La negligencia del Estado al no fomentar un sistema agroalimentario local sostenible representa una falla en garantizar el derecho a la alimentación adecuada.

3.     Impacto de la contaminación en la salud infantil y materna

Diversos estudios han identificado una mayor prevalencia de bajo peso al nacer, defectos congénitos y enfermedades respiratorias en niñes de Vieques.

·       Relación con la alimentación: La mala nutrición materna, causada en parte por la inseguridad alimentaria, se agrava por la contaminación del entorno. Esto tiene consecuencias directas sobre la salud de los recién nacidos.

·       Testimonios: Organizaciones como el Comité Pro-Rescate y Desarrollo de Vieques han documentado estos casos, señalando cómo las condiciones ambientales han impedido que madres gestantes puedan alimentarse adecuadamente.

4. Falta de acceso a alimentos culturales y nutritivos

El deterioro de la soberanía alimentaria también implica una pérdida de alimentos tradicionales y prácticas alimentarias saludables, sustituidas por productos ultra procesados.

·       Consecuencia en salud: Mayor incidencia de enfermedades crónicas.

Derecho vulnerado: Afectación del derecho a la salud y a una alimentación culturalmente adecuada